El mensaje de María, madre de Jesús

 

2 de agosto de 2020

 

 

Hoy se celebra en Costa Rica el día de «La Virgen de Los Ángeles», y me pongo a pensar qué dice la Biblia acerca de María, madre de Jesús y qué nos enseña ella.

Muy pocas palabras han quedado registradas de la María bíblica, básicamente del anuncio de su embarazo y del nacimiento de Jesús y uno solo y muy importante detalle cuando el Maestro inicia su ministerio en las bodas de Caná.

(Citas tomadas de la Biblia Dios Habla Hoy)

En la primera etapa, hay que destacar las palabras de María a su prima Elisabet en Lucas 1:46,47 «…Mi alma alaba la grandeza del Señor, mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador…» porque con esta expresión hace eco de lo que el profeta Isaías decía «Solo yo soy el Señor; fuera de mi nadie puede salvar» (Isaías 43:11) reconociendo así María de la necesidad de un Salvador personal.

Por otra parte, ya en la edad adulta del Señor, en las bodas de Caná, María da una instrucción clara y sencilla a los sirvientes ante la falta de vino, «… Hagan todo lo que él les diga» (Juan 2:5)

En estas dos frases está concentrado el mensaje de María:

1-Dios es El Salvador y necesitamos de Él

2-Debemos hacer todo lo que Jesús dice

Así las cosas, aquellos que desean seguir el consejo de María, la madre de Jesús, deben atender a esos dos mensajes.

Entonces, ¿cuáles son las instrucciones?, ¿qué dice Jesús?

Según Mateo 11:28, «Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar»

Juan 14:6, «Jesús le contestó: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre»

Juan 11:25,26 «Jesús le dijo entonces: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que todavía está vivo y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?»

De aquí llegamos a la gran enseñanza de María según se expone en el Evangelio, debemos ir a Jesús y hacer todo lo que él nos dice, creer en él para tener vida y resurrección de entre los muertos.

María nos deja un ejemplo de vital importancia, no que miremos a ella, sino a Aquel que murió por nosotros y que creamos en su obra en la cruz del Calvario.